How I see the world

martes, 1 de marzo de 2016

To: mi moquito

No me hace falta sentirme llena de amor y con ganas de expresarlo un catorce de febrero, un veinte de julio o el mismo dia de navidad. Haces que algo dentro de mi se active cada vez que nos encontramos. Me encanta saber qué significan cada una de tus facciones sin necesidad siquiera de susurrarlo, haciendo que cada dia aprenda algo nuevo que minutos anteriores flotaba en el espacio de las cosas no pensadas. Me quedo con tu piel pálida y delgadita, con tus cientos de pecas, con tus labios perfectamente perfilados y tu sonrisa de ángel, me quedo con tu pelo castaño, con tu olor, con tu esencia, contigo. Te culpo, te culpo infinitamente, nadie puede quedarse mirando el océano de tus ojos como lo hago yo, taciturna, dueña de nadie, solo del momento. En cierto modo haces que me sienta esclava de alguien o de algo, pero supongo que no puedo resistirme, no son de este mundo, ni en las mejores películas ni cuadros han podido retratarlos parecidos. Te agradezco con todo mi ser toda esa confianza que me transmites, esa dulzura, esa bondad, esa locura que hace que me sienta viva cada dia, al cien por cien, aunque todo vaya un poco gris, pero supongo que así eres en tu totalidad, un alma extraordinaria, de esas que apenas pueden palparse a lo largo de toda una vida. Gracias por ser una de las personas más fuertes que conozco, pero a la vez de las más sensibles. Gracias por enamorarte perdidamente de mi, y dejar que pueda disfrutarlo cada segundo que estoy a tu lado, o a 2.500 kilómetros. Gracias por apoyarme en cada proyecto o idea, por acompañarme en mis idas de cabeza y por valorarme tanto que incluso sienta que pueda tocar el cielo en el que llevaba tiempo flotando sin rumbo alguno, perdida. En definitiva, mil gracias por aguantar mi carácter y por intentar y re-intentar que entre en razón hasta la saciedad. Gracias por saber cuidarme como nadie lo ha hecho y por dejarme cartas en el buzón recordándome lo jodidamente afortunada que soy al tenerte. Cariño, eres la mejor parte de mi, mi alma gemela, mi todo. Te quiero, pero creo que no hace falta que lo escriba así, en ocho letras materializadas. Pero si que te repetiría una y mil veces la misma palabra que no te permito que digas más de tres veces seguidas: GRACIAS.