How I see the world

jueves, 15 de mayo de 2014

El lince ibérico, en peligro de extinción debido a la imposibilidad de su dieta.

Todos sabemos que si hay un felino precioso en este mundo que a todos nos encantaría tener como animal de compañía y que lleva prácticamente desde sus orígenes en peligro de extinción, ese es el lince ibérico.

Cada vez que escuchamos hablar de ello, nos damos cuenta de que quedan menos ejemplares de este original gatito salvaje. Realmente, nunca se ha sabido el por qué. Algunos dicen que por su escasa dieta (sólo basada en conejos), otros comentan que por el atropello, y otros porque dan a luz muy pocas crías (entre una y cuatro). La verdad es que se ha descubierto que el lince ibérico es un animal que siempre ha estado en extinción ya que, desde sus comienzos, se reproducía poco.

Por ello, siempre han estado protegidos y especialmente cuidados. En los últimos años, su población ha descendido un 90% y en todo el mundo, solo quedan unos 319 ejemplares. De la cifra total, 85 ejemplares se distribuyen en Doñana, Huelva; y 169 entre Cardena-Montoro, en Córdoba, y Sierra de Andújar, en Jaén. En dichos parajes naturales los tienen al aire libre, para que se desarrollen en su hábitat, para que busquen sus presas por sí mismos, pero cercados, para evitar el atropello. Aún así, muchos son atropellados y muertos en el acto.

No obstante, el número de porcentaje de linces, aunque muy muy poco, incrementa cada año. Puede que un 1%, un 2%, un 3%, pero aumenta. Este año, las cosas han cambiado. Los protectoras y parajes naturales han informado de que hay un número importante de especies menos que el anterior año. La causa, su dieta. Se ha detectado que cientos de conejos están muriendo debido a una enfermedad hemorrágica ( EHV). Esto, como todo primer o segundo animal en la cadena alimenticia, está influyendo sobre los linces. Es la causa principal de muerte y también la más peligrosa, porque los atropellos se pueden minimizar trabajando con las administraciones, pero la lucha con las enfermedades, es mucho más importante.

Como intento de solución a ello, se ha puesto en marcha un experimento. Junípero. un lince ibérico, ha sido criado en cautividad en Portugal, y lleva un collar con un emisor permanente. El proyecto 'Life Iberlince' está intentado recuperar que este felino se reproduza de forma natural en sus zonas de distribución histórica, para lo que están contando con la colaboración de poblaciones locales, propietarios de fincas y sociedades de cazadores.
                
               ¿QUÉ PODEMOS HACER PARA SALVAR AL LINCE?
  • Recuperación de las poblaciones de conejo haciendo repoblaciones, vacunándolos frente a las enfermedades, mejorando el hábitat para favorecer su reproducción o llegando a acuerdos con propietarios de fincas para que dejen de cazarlos.
  • Control de la caza ilegal, como la colocación de cepos o lazos, vigilando intensamente las zonas donde aún quedan linces.
  • Creación de pasos subterráneos en las carreteras en las que se han atropellado linces anteriormente, para facilitar que los animales puedan pasar de un lado a otro sin peligro.
  • Puesta en marcha de un Programa de Cría en Cautividad para evitar su extinción definitiva y producir linces para reintroducirlos en las zonas donde hayan desaparecido.

miércoles, 7 de mayo de 2014

632km(6).

-¿Qué? Shh, estoy aquí, contigo... -Le susurré, sin parar de abrazarla.
Ella no dijo nada, simplemente me abrazó.
Era feliz, sí. Por una vez en mi vida podía decir que era completa y absolutamente feliz, nada más era necesario. La tenía a ella entre mis brazos, a esa persona que tanto amo, ¿Para qué quería más?
La solté con cuidado en el suelo, le acaricié las mejillas sin dejar de mirarla a los ojos, y posé mi frente sobre la de ella.
Las lágrimas brotaban de los ojos de ambos, pero no dejaba de mirarla, de fundirme en sus ojos...
Sin darme cuenta, los nervios habían desaparecido, y sólo me importaba ella, había olvidado todo lo sufrido tiempo atrás.
Me aproximé lentamente a sus labios y la besé, pero no fue un beso cualquiera, fue el beso mas esperado, deseado, apasionado... que jamás habían sentido mis labios.
Fue entonces, en ese preciso instante, cuando me prometí a mi mismo que jamás me separaría de ella, que siempre estaríamos juntos. Y me di cuenta, de que para algo había servido recorrer estos 632 kilometros.

632kms(5).

Me desperté, me desperecé y miré la hora, íbamos bien de tiempo, cogeríamos el próximo autobús que salía justo del aeropuerto y nos llevaba al centro de Sevilla, de dónde cogeríamos otro autobús hasta Palos, todo iba tal y como lo planeamos.
Guardé el iPod en la mochila, la puse sobre mis rodillas y esperamos el aterrizaje.
Una vez que comenzó la gente a salir, cogí a mi hermana de la mano, tire de ella  y le dije:
-Venga, corre, o perderemos el autobús, tonta.
-Ya voy, ya voy, no me perisiones.- Me contesto ella, que desde pequeña se le atravesaba la palabra 'presión'
Reí levemente y bajamos del avión, recogimos las maletas y fuimos hasta el autobús. Pagué los dos tickets y subimos, todo normal, transcurrimos el viaje entero jugando al 'veo veo', ya que Sara se mosqueó conmigo por que siempre conseguía ganarle.
Llegamos al centro de Sevilla y repetimos el mismo proceso. Este viaje fue mas largo, así que de nuevo, mi hermana se quedó dormida, yo simplemente me dediqué a mirar por la ventanilla, sin saber por qué, esperando que algo acelerase la velocidad del autobús.
Llegamos a la parada, estaba más nervioso que nunca, las manos me temblaban, no podía hablar, me daba miedo bajar del autobús, y eso mi Sara lo notó; me dio la mano, tiró de mi y me gritó:
-¡Vamos, so' tonto! ¿O vas a dejar que un miedecito te impida ver a Tamita? -Cabeceó, lo decía muy enserio.
-Se llama Tami, tonta -Le corregí- y no, no voy a dejar que el miedo me lo impida.
Le solté la mano y cogí las maletas de ambos, me dirigí a la puerta del autobús y me dispuse a bajar.
Primer escalón; todo bien.
Segundo escalón; los nervios me corroían.
Tercer y último escalón; alcé la cabeza y la vi, los nervios me mataban y las ganas de lanzar las maletas a la mierda y correr a abrazarla eran increíbles.
Solté lo mas rápido que pude las maletas en el suelo y ayudé a bajar a mi hermana.Sin ni siquiera preocuparme de nada, corrí hacia ella, en ese momento ella me vio y también corrió hacia mi; me paré en seco y la esperé con los brazos abiertos.Saltó a mi cuello y me abrazó con todas sus fuerzas, yo la sujeté por la cintura y terminó por rodear mi cadera con sus piernas, quedando totalmente encima de mi.
-Esca, cariño, cielo... -Repetía una y otra vez, con la voz algo temblorosa, me daba la impresión de que ella estaba tan nerviosa como yo.

lunes, 5 de mayo de 2014

632kms (4).

Me levanté de la cama rápidamente, esperanzado, me estiré y fui al baño, me aseé y volví a mi habitación. 
Por raro que parezca iba sin prisas, a mi propio ritmo, sabía que todo estaba conseguido, así que estaba bastante relajado.
Me vestí, me puse unos vaqueros caídos, de los que siempre solía llevar, unas zapatillas VANS y una camiseta VANS rosa, la que pensaba regalarle a ella. 
Saqué nuevamente la maleta de debajo de la cama, la llevé hasta abajo y volví a subir a por mi guitarra preferida. Acaricié suavemente las cuerdas, fue mi primera guitarra, así que fue la elegida para venir conmigo. Desde pequeño he tocado la guitarra, y cada vez que acaricio las cuerdas de una, de esta en especial, siento que todo se para, que el mundo me da una palmada en la espalda y me dice: ''Te has ganado un respiro chaval''. La metí en su funda y la dejé la lado de la puerta para bajarla más tarde.
Desde siempre he sido aficionado al surf, y no iba a ningún lado sin mi tabla, pero esta vez sabía que no podía llevarla, que no podía venir conmigo. Fui al estante en la que la exponía, la acaricié y me dije a mi mismo: <<Pienso volver a por ti, hemos pasado demasiados momentos juntos como para dejarte aquí por una chica, ¿eh?>> Solté una carcajada yo solo, realmente me sentí un poco estúpido.
Sonreí, no sé muy bien por qué. Cogí la guitarra y bajé.
Tenía el desayuno preparado, así que me senté a la mesa a comer, fui el último en llegar, hablaban sobre nuestra ida de casa, mi madrastra no estaba del todo de acuerdo en que me llevase a mi hermana pequeña, pero ella replicaba con argumentos como que nadie sabe contarle cuentos como yo, o cantarle sus canciones para ir a dormir.
Una vez que ambos terminamos de desayunar, mi padre nos llevó al aeropuerto, sólo él vino a con nosotros y se quedó a despedirnos, cosa que a mi hermana le entristeció bastante.
Tras un montón de controles y una breve despedida, subimos al avión, obviamente mi hermana y yo íbamos sentados juntos, ella llevaba entre sus brazos su perro de peluche, Pacoperro lo llama ella, y yo había sacado previamente mi iPod de la mochila que llevaba para tener a mano durante el viaje.
Los primeros minutos de viaje estuve conversando con Sara, mi hermana, todo estupideces y bromas, desde luego siempre nos hemos llevado bastante bien, la quiero mucho.
En cuanto pasó un rato, empezó a entrarle sueño, y se quedó dormida abrazada a Pacoperro, apoyada en mi hombro. Yo, que no conseguía calmarme, me puse los cascos y me puse a escuchar esas canciones que tanto me recordaban a ella. Al final, me acabé por dormir también.
-Señores pasajeros, comunicamos que efectuaremos la llegada al aeropuerto de Sevilla en breves minutos, gracias por viajar con nosotros- Se escuchó decir a la azafata, mientras mi hermana me sacudía de los hombros, gritando una y otra vez mi nombre.

sábado, 3 de mayo de 2014

632kms(3).

-Que si, que ya está, que todo se ha acabado, los kilómetros se van a la mierda, que me voy contigo, a tu lado.- Respiré aliviado.
-¿Qué?¿De verdad?¿Cuando vienes? ¡Te quiero aquí ya!.-Nunca la había visto tan entusiasmada, bueno, escuchado en este caso.
-Mañana a primera hora cogeré un avión hasta Sevilla, de ahí cojo el autobús hasta allí. Creo que estaré a la hora de comer.
-Contaré los minutos hasta que llegues...
-Tranquila, no serán muchos. Tengo que irme, me voy a entrenar, luego hablaremos, te amo.
-De acuerdo, adiós, te quiero.
Ambos colgamos el teléfono.
Dieron las 5pm, y me vestí de deporte lo más rápido que pude, me puse la equipación de baloncesto y las botas. Le pegué un grito a mi hermana para que terminase de vestirse, estaba seguro de que se había escuchado en toda la ciudad.
Al fin estaba todo listo. Como de costumbre, lo hicimos todo corriendo y con prisas, cogí los dos cascos que estaban en una mesa a la entrada de la casa, las llaves estaban justo al lado, abrí la puerta y nos marchamos.
La tarde transcurrió tranquila, fui a entrenar y minutos después esperaba a que mi hermana pequeña saliera de las clases de inglés sentado en un alféizar de un escaparate.
Estaba muy metido dentro de mí, con mis pensamientos, imaginando como sería el momento en el que la viese. Entre aquello y lo cansado que estaba, casi me quedo dormido.
Apenas me di cuenta de que mi hermana había salido, vino corriendo hacia mi y me abrazó a la vez que gritaba mi nombre. Tras preguntarle como le había ido la clase, volvimos a casa.
Cuando llegamos, dejé los cascos y las llaves en el sitio en el que se encontraban, fui corriendo al cuarto de baño y me di una ducha mas rápida de lo que esperaba, estaba ansioso por hablar con ella.
Tras esto, subí a mi habitación, me puse algo cómodo y me conecté de nuevo.
Allí estaba, conectada, esperándome tal vez, la saludé, y viceversa; pasamos toda la noche hablando, hasta que dieron las 12, cuando ya decidí irme a dormir. Me despedí de ella y le deseé los mejores sueños que pudiese tener. Sin olvidarme de recordarle que tenía que venir a recogerme a la estación de autobuses, cosa que no creía que olvidase.
Sonó el despertador y me levanté con más energías que nunca.

jueves, 1 de mayo de 2014

632kms (2).

Ni siquiera me preocupé en mirar la fecha de los billetes, estaba ocupado pensando en que al fin iba a poder verla, abrazarla, besarla... Podría tenerla delante, cosa que había deseado con todas mis ganas durante todo este tiempo atrás.
Levanté el colchón de mi cama y cogí todos mis ahorros, los metí en bolsillo apartado de la maleta, me puse rápidamente unos zapatos y cerré la maleta.
Cargué la maleta en brazos y bajé de nuevo las escaleras lo mas rápido que pude, le grité a mi hermana pequeña que hiciese la maleta rápidamente, que le daba 5 minutos o me iría sin ella.
Mi padre se reía a carcajadas, aún no sabía el por qué, pero me dediqué a mirarlo esperando una respuesta.
-Sales mañana a primera hora, no tengas tanta prisa- Me dijo, terminando de reír y mientras me alargaba la mano, en ella el billete de mi hermana, y dos billetes de 50 euros, para los demás gastos que pudiese suponer el viaje.
Me decepcioné un poco, pero aún así seguía estando feliz.
Subí a mi habitación con la misma energía con la que bajé, deje la maleta de nuevo bajo el armario, aunque con toda la ropa dentro y me tumbé en la cama.
Cogí el teléfono y marqué su número, la llamé. Su voz, melodía celestial, me saludaba entusiasmada.
-¡Esca! ¿Cómo estás? -Me saludó.
-Genial, mejor que nunca, increíblemente bien, entusiasmado, ilusionado, ENAMORAO! -Dije esto último en un tono bromista- ¿A que no sabes qué?
-Vale, vale -Ella rió- ¿Qué pasa?

-Que ya está, que se acabó.
-¿Qué? ¿Que se acabó el qué? -Noté su voz algo preocupada, debió mal entenderme.

miércoles, 30 de abril de 2014

632 kms.

28 de Noviembre de 2011, uno de los días más esperados de toda mi vida.
Principalmente, porque era el día en el que cumplía mi mayoría de edad. Ya por fin era libre, estaba suelto de todos esos malos momentos y maltratos que sufrí a lo largo de toda mi vida.
Me desperté como un día normal, bajé una corta escalera que llevaba a la planta baja del dúplex en el que vivía con mi padre y madrastra, y ahí comenzaron las sorpresas.
Allí estaba mi hermana pequeña, Sara, quizás la niña más sincera, dulce y cariñosa que hay encima de este planeta.
Había preparado para mí mi desayuno favorito:tostadas de jamón y colacao con muchísima azúcar.
Se lanzó a mí como loca, me dio un abrazo enorme y gritó: ''¡¡FELICIDADES TETE!!'. 'Tete' es como ella me llama desde que tiene uso de memoria.
Yo le correspondí el abrazo, le di un beso en la mejilla y me lancé a por el desayuno, estaba hambriento.
Seguidamente aparecieron mis padres y mi hermana mayor, mi padre me palmeó el hombro y me soltó un sumiso: 'Felicidades chaval'; seguidamente le miré y me guiñó un ojo. Mi hermana se limitó a darme los buenos días y mirarme con cara de desperdicio, nunca nos llevamos del todo bien, pero los últimos meses no lo habíamos pasado demasiado bien, nuestra relación estaba cambiando bastante.
Después subí corriendo a mi habitación a cambiarme, debía ir a clase, como cada día, pero cuando abrí la puerta para salir de casa ya con todo listo, me encontré a una gran masa de gente, eran unos 20 o 25, todos mis amigos habían venido a felicitarme, es algo que me sorprendió bastante, cosa que me alegró el día. Después nos dirigimos todos al instituto.
Todo transcurrió como un día normal, de hecho me aburrí bastante, aunque estaba feliz, estaba deseando llegar a casa.
Llegué a casa y lo primero que hice fue pedirle el ordenador a mi padre, me conecté al Msn y allí estaba ella. Corriendo me saludó y me deseó un feliz cumpleaños, me recordaba que tenia muchísimas ganas de verme, y que ya quedaba menos. Me sentía feliz, llevaba mucho tiempo esperando ese día, y al fin llegó.
Tocaron a la puerta de mi habitación.
Era mi padre, decía tener una sorpresa para mí, me hizo cerrar los ojos, y cuando los abrí me encontré de bruces un sobre. Lo abrí rápidamente, y me encontré lo que menos me esperaba encontrar:un billete de avión Madrid-Sevilla, detrás de esto había un horario con los autobuses de trayecto Sevilla-Huelva-Palos de la frontera.
No podía creer lo que veía, lo tenia delante de mis narices, un billete que me llevaba directamente a la felicidad, la sensación era inexplicable.
Cuando le pregunté el por qué, me comentó que mi pequeña hermana Sara se lo había contado todo. Entonces corrí, corrí como no había corrido en toda mi vida hacia la habitación de mi hermana, la abracé con todas las fuerzas que pude sacar y la besuqueé por toda la cara repetidas veces a la vez que repetía una y otra vez: 'Gracias, gracias, gracias'. De la misma forma, volví corriendo a mi habitación y saqué un juego de maletas de debajo de la cama, las abrí, abrí el armario y me puse a meter ropa como loco, sin preocuparme siquiera por doblarla, eso no era lo que más me preocupaba en ese momento.