How I see the world

sábado, 3 de mayo de 2014

632kms(3).

-Que si, que ya está, que todo se ha acabado, los kilómetros se van a la mierda, que me voy contigo, a tu lado.- Respiré aliviado.
-¿Qué?¿De verdad?¿Cuando vienes? ¡Te quiero aquí ya!.-Nunca la había visto tan entusiasmada, bueno, escuchado en este caso.
-Mañana a primera hora cogeré un avión hasta Sevilla, de ahí cojo el autobús hasta allí. Creo que estaré a la hora de comer.
-Contaré los minutos hasta que llegues...
-Tranquila, no serán muchos. Tengo que irme, me voy a entrenar, luego hablaremos, te amo.
-De acuerdo, adiós, te quiero.
Ambos colgamos el teléfono.
Dieron las 5pm, y me vestí de deporte lo más rápido que pude, me puse la equipación de baloncesto y las botas. Le pegué un grito a mi hermana para que terminase de vestirse, estaba seguro de que se había escuchado en toda la ciudad.
Al fin estaba todo listo. Como de costumbre, lo hicimos todo corriendo y con prisas, cogí los dos cascos que estaban en una mesa a la entrada de la casa, las llaves estaban justo al lado, abrí la puerta y nos marchamos.
La tarde transcurrió tranquila, fui a entrenar y minutos después esperaba a que mi hermana pequeña saliera de las clases de inglés sentado en un alféizar de un escaparate.
Estaba muy metido dentro de mí, con mis pensamientos, imaginando como sería el momento en el que la viese. Entre aquello y lo cansado que estaba, casi me quedo dormido.
Apenas me di cuenta de que mi hermana había salido, vino corriendo hacia mi y me abrazó a la vez que gritaba mi nombre. Tras preguntarle como le había ido la clase, volvimos a casa.
Cuando llegamos, dejé los cascos y las llaves en el sitio en el que se encontraban, fui corriendo al cuarto de baño y me di una ducha mas rápida de lo que esperaba, estaba ansioso por hablar con ella.
Tras esto, subí a mi habitación, me puse algo cómodo y me conecté de nuevo.
Allí estaba, conectada, esperándome tal vez, la saludé, y viceversa; pasamos toda la noche hablando, hasta que dieron las 12, cuando ya decidí irme a dormir. Me despedí de ella y le deseé los mejores sueños que pudiese tener. Sin olvidarme de recordarle que tenía que venir a recogerme a la estación de autobuses, cosa que no creía que olvidase.
Sonó el despertador y me levanté con más energías que nunca.

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